Medicamentos para pacientes con COVID-19 se estan acabando
Ayer, el gerente del Hospital San Vicente de Paúl de Garzón, Jorge Humberto González Bahamón, expresó a la comunidad su preocupación por el incremento acelerado en la ocupación de camas UCI por cuenta de pacientes con COVID-19. Al tiempo, alertó sobre la falta de medicamentos para su sedación por lo que podría ocasionar un difícil acceso a la atención clínica.
El funcionario aseguró que de continuar con este ritmo, habrá stop de medicamentos solo hasta este 31 de diciembre.
“El problema de desabastecimiento es casi mundial. Nosotros tenemos la reserva, pero si sigue así el comportamiento, podríamos tener solo hasta el 31 de este mes. Los contratos los tenemos, pero no hay medicamento en el país. Nos habían dicho que llegaban en noviembre, luego que en diciembre, pero ya hoy (ayer) notificaron que para finales de enero”.
“Tenemos segunda y tercera opción, pero estos medicamentos como midazolam y propofol son los más comunes para la sedación. Tenemos la ventaja de que fuimos pioneros en usar unas cánulas de alto flujo, (se conectan del ventilador para evitar intubar al paciente) y no necesitamos aplicar medicamento” añadió.
Teniendo en cuenta la situación, Jorge Humberto González expresó que es una problemática que se sale del control de las autoridades de salud ya que es una crisis mundial la que se vive por falta de estos medicamentos, pues laboratorios de Inglaterra o Alemania frenaron la producción.
“No tenemos posibilidad de esos medicamentos que son esenciales e importantes para sedar al paciente, poderlo intubar y mantener en la Unidad de Cuidados Intensivos. Se imaginan una persona con COVID a la que no se le pueda sedar, despierto es imposible atenderlo”, señaló Hugo Falla, subdirector del Hospital San Vicente de Paúl.
Personal de salud, en problemas
De acuerdo con Falla, son muchos los médicos, especialistas y enfermeras que han presentado afectaciones sicológicas debido a la exposición al virus con la que conviven a diario.
La impotencia al ver la indisciplina social y el exceso de horas trabajadas han comenzado a cobrar factura en el personal de la salud.
“Nuestro personal está agotado tanto física como mentalmente y no es justo que paguemos justos por pecadores. El talento humano escasea. Tenemos un déficit porque se sienten mal sicológicamente porque han enfermado a familiares y quieren preservar la vida de sus seres queridos o compañeras, así como quisiéramos que lo hiciera la comunidad”.